Ciclo: 7 problemas públicos más violentos que el COVID-19 en Colombia

En Colombia al igual que en otras naciones,  las lesiones de causa externa son el problema de salud pública más importante y menos reconocido hoy en día. Los homicidios (incluidos los feminicidios), los accidentes de transporte, las heridas por riñas, los delitos sexuales y otras agresiones no menos importantes, convierten los hospitales en verdaderos hospitales de guerra, a la par que copan y sobrepasan el poder investigativo y la capacidad del Estado, para juzgar, condenar e institucionalizar en los sitios adecuados a los victimarios
 (ICMLCF, 2018, pág. 16)

Si algo ha caracterizado la respuesta de la sociedad colombiana frente al COVID – 19, ha sido el sentido de unidad de propósito. Diferentes sectores, en mayor o menor medida, han contribuido de alguna manera en el fortalecimiento del sistema de salud para que quienes lo requieran cuenten con una adecuada atención; mientras que el personal médico, la fuerza pública, guardas de seguridad, personal vinculado con la cadena de abastecimiento, entre muchas otras personas han seguido trabajando exponiéndose al virus para que todos tengamos las condiciones adecuadas durante el aislamiento; otros acatamos con disciplina las normas de las autoridades; y también se han visto expresiones de solidaridad para generar alternativas de solución frente a las múltiples complicaciones generadas como consecuencia de las medidas adoptadas por las autoridades con el propósito de proteger la vida.

Sería maravilloso que de la misma forma en que hemos afrontado el COVID - 19 como un problema público, podamos afrontar otros problemas, que se han convertido en plagas con las que nos acostumbramos a vivir, asumiendo roles tanto de víctimas como de victimarios, o peor aún, como espectadores indiferentes de la realidad que viven día a día miles de personas a causa de la pobreza, la falta de oportunidades y diversos tipos de violencia.

Este momento de aislamiento nos brinda una excelente oportunidad para realizar una reflexión sobre nuestro papel como individuos en la comisión de diversos tipos de violencia al interior de nuestros hogares, al igual que en los escenarios de convivencia ciudadana, porque puede que actualmente nos estemos resguardando del COVID-19, pero seguimos expuestos a múltiples problemáticas que nos matan día a día tanto al interior de las familias, como en el espacio público, sin que nos hayamos tomado el tiempo de afrontarlas de manera seria, además, como se ha visto, es posible que se incremente en muchos hogares el riesgo de materialización de diversos tipos de violencia.

Nuestra institucionalidad se ha orientado principalmente en identificar los casos de violencia física,  lo que nos aproxima hacia una comprensión sobre la violencia intrafamiliar, pero no aborda en toda su magnitud,  la afectación producida como resultado de múltiples formas de violencia, en el entendido que “existen diversos tipos de violencia: La violencia física, entendida como el acto de infligir daño o dolor; la violencia psicológica produciendo desvalorizaciones y humillaciones a través de amenazas, insultos, coacciones, control, ridiculización y menosprecio; la violencia sexual, entendida como cualquier contacto sexual sin consentimiento; la violencia económica a través de acciones de explotación económica o control de recursos; y negligencia por omisión de acciones de cuidado sea voluntaria o involuntariamente. Este tipo de violencia se puede manifestar entre diferentes integrantes de la familia, de padres a hijos/as, entre hermanos/as, de hijos/as hacia padres o hacia población adulta mayor integrante de la familia (ICMLCF, 2016, pág. 202).

En nuestras manos está la posibilidad de que el tiempo de cuarentena, además de los periodos de aislamiento inteligente, sean recordados de manera positiva por parte de los integrantes de cada una de las familias. El impacto del aislamiento ordenado por el gobierno nacional no es el mismo en todos los hogares, ni en todas las personas, pero tenemos la posibilidad de aprovechar bien el tiempo, compartir en familia, jugar con los niños y niñas, cuidar a nuestros abuelos y abuelas, colaborar con entusiasmo en las tareas del hogar, apoyar a las personas con quienes convivimos y ser solidarios con quienes afrontan dificultades económicas para adquirir alimentos, más aun después del cese de actividades en múltiples sectores de la economía. También es momento de ser generosos y solidarios con los animales de la calle que dependen de nosotros, y no abandonar a nuestras mascotas por prejuicios sin fundamento.
Desde la Fundación Bogotá Mía creemos que este periodo debe servirnos para mejorar como sociedad, para desarrollar capacidades para afrontar mejor los desafíos colectivos, valorar mejor el tiempo en familia, y por sobre todo, comprender que el bienestar de todos está en nuestras manos, y que la solidaridad, la empatía, y la corresponsabilidad deben estar presentes en todas nuestras acciones.
Por lo anterior, decidimos publicar este ciclo de artículos, con los cuales queremos presentarles algunas reflexiones sobre el impacto que tienen diversos tipos de violencia en nuestra sociedad, frente a los cuales deberíamos asumir, así como con el COVID – 19,  una postura seria, que convoque a los diferentes sectores de la sociedad, y cada uno de nosotros aporte un grano de arena a la solución. Esta es una oportunidad inigualable para que comprendamos, como ha planteado la Organización Mundial de la Salud, que “la violencia de todo tipo se asocia en gran medida a determinantes sociales, como una gobernanza débil, un Estado de derecho deficiente, las normas culturales, sociales y de género, el desempleo, las desigualdades de ingresos y de género, los cambios sociales rápidos y las oportunidades educativas limitadas(ICMLCF , 2017, pág. 126), por lo tanto, la prevención de todos los tipos de violencia es responsabilidad de todos, así como todos podemos hacerle frente al COVID-19.
En estos artículos se presentan algunas observaciones,  a partir de las cifras reportadas por el Instituto Colombiano de Medicina Legal y Ciencias Forenses (en adelante ICMLCF) en los informes “FORENSIS DATOS PARA LA VIDA” correspondientes a los años 2015, 2016, 2017 y 2018 con relación a las siguientes categorías:
4.     Violencia Sexual   
5.     Violencia vial
6.     Homicidios  
7.     ViolenciaInterpersonal  

Con estos artículos, la Fundación Bogotá Mía busca explicar la magnitud de la gravedad de estas problemáticas, para que en nuestro país se comprenda la necesidad de generar una política pública de construcción de ciudadanía que orientada a la protección de los Derechos Humanos en los escenarios de convivencia ciudadana e intrafamiliar. El reto es bastante grande, máxime si se tiene en cuenta, como las Naciones Unidas han señalado, que “resulta difícil, aunque no imposible, deducir la magnitud de las violaciones de Derechos Humanos en un país utilizando solo las estadísticas sobre denuncias tramitadas por mecanismos de vigilancia de los Derechos Humanos de ámbito nacional o internacional(Naciones Unidas - Derechos Humanos - Oficina de Alto Comisionado, 2012, pág. 59)
Es importante tener en cuenta que a pesar del uso quizá excesivo de las cifras presentadas en este ciclo de artículos con el propósito de dimensionar la problemática de las múltiples manifestaciones de violencia, no debemos desconocer que cada caso de estos pudo dejar secuelas para toda la vida en estas víctimas. Frente a cada uno de estos casos  valdría la pena preguntarle a las autoridades: ¿Qué ha pasado con las víctimas de politraumatismo?, ¿realizaron seguimiento de los casos reportados?, ¿las victimas tuvieron acompañamiento medico a nivel físico y psicológico?, ¿se realizó un trabajo de fortalecimiento con las redes de apoyo de las víctimas?,  ¿se realizó algún tipo de trabajo con los causantes de estos tipos de maltrato?, ¿cuál es el impacto psicológico en los casos de traumas faciales?, ¿Cuáles son los factores desencadenantes de la materialización de actos de violencia que generan trauma de miembros?
Estas, entre otras preguntas podrían ayudarnos a comprender la magnitud del impacto de la violencia intrafamiliar, junto con las dinámicas de violencia en los escenarios de convivencia ciudadana en la vida de nuestras niñas, niños y adolescentes, en nuestros adultos mayores, en cada una de las víctimas, y por consiguiente en nuestra sociedad.
Ojalá que en este momento histórico podamos comprender, que de la misma forma en que una amenaza a la vida de toda la sociedad como el COVID19, solo puede ser combatida por todos, también la protección del milagro de la vida, en todas sus manifestaciones requiere del compromiso, la responsabilidad y la determinación de todos, a nivel individual y colectivo siempre, dentro y fuera de nuestros hogares.

Respetar, valorar y proteger la vida, más que una responsabilidad como ciudadanos para el cumplimiento de lo establecido en el ordenamiento jurídico nacional e internacional, es una responsabilidad con nosotros mismos, con nuestros hermanos, con todos los seres vivos, con nuestro planeta  y con Dios, ahora más que nunca se hace necesario que desarrollemos la capacidad de vernos en el otro.

Nota: Estos artículos se adaptaron, y actualizaron para el presente ciclo, a partir del contenido de uno de los acápites de la tesis de Maestría titulada: “El eclipse de la violación de Derechos Humanos en las dinámicas de convivencia ciudadana e intrafamiliar en el marco del Conflicto Armado Interno en Colombia”, presentada por Politólogo Internacionalista Germán Fandiño Sierra en la Maestría en Derechos Humanos y Democratización. Universidad Externado de Colombia.
Autor:

Germán Fandiño Sierra.
Politólogo Internacionalista.
Magister en Derechos Humanos y Democratización

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