Bogotá: Una reflexión para el 2012

Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: La voluntad.

Albert Einstein


Después del periodo vacacional de Navidad y Año Nuevo debemos retornar a nuestras actividades cotidianas, es muy posible que cada uno de nosotros haya hecho un balance sobre su proyecto de vida con el propósito de trazar una hoja de ruta, que nos permita alcanzar paso a paso nuestras metas, para nuestro bien y el de nuestros seres queridos.  Sin lugar a dudas la consecución de nuestros objetivos depende de nuestras habilidades individuales y de nuestra Voluntad como elementos fundamentales en el desarrollo humano, sin embargo no podemos abstraernos y pensar que una perspectiva individualista es suficiente para lograr los resultados que esperamos, es importante apropiarnos también de los objetivos comunes, para poder construir bienestar colectivo y hacer frente a los problemas que nos competen y nos afectan  a todos los ciudadanos, en todas las ciudades, departamentos, municipios y muy especialmente a quienes vivimos en  nuestra querida Bogotá.  

En ocasiones olvidamos que nuestra vida se desarrolla en un espacio y un lugar físico determinado que nos ofrece las condiciones para vivir, por esta razón debe ser una prioridad para nosotros asumir una actitud corresponsable con nuestra ciudad y evidenciar con actos nuestro sentido de pertenencia, por ejemplo, al proteger nuestra infraestructura y patrimonio de actos de vandalismo. No debemos caer en la posición cómoda de quien se sienta a criticar y a esperar que el progreso llegue solo a su puerta, la consecución de una mejor sociedad es tarea de todos.

Esta es una invitación a reflexionar y hacer un balance sobre la ciudad que tenemos, para tomar conciencia sobre las características del espacio que habitamos, para formar parte de la solución y del ejército de constructores de ciudad y nación, que desde el ejercicio responsable de ciudadanía transforme esta sociedad convirtiéndola en la mejor de América Latina. A continuación les presentamos una muy breve descripción de lo que es Bogotá al empezar el año 2012:

“(…) Bogotá es el motor económico del país y un sobresaliente jugador en América Latina. Tiene una economía dinámica con crecimiento anual por encima del 4 por ciento; un PIB en valor de 70.300 millones de dólares, mayor que el de economías como Ecuador, Panamá y Uruguay; un capital humano calificado (al año se gradúan 94.000 estudiantes de universidades y 3.200 personas en maestrías), y la mano de obra es competitiva con respecto, entre otras, a Ciudad de México, Buenos Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro. Otro factor que hace competitiva a Bogotá es la conectividad, ya que en la actualidad hay unos 27 vuelos directos internacionales, que mueven alrededor de 18 millones de pasajeros”[1].


Este es el resultado del trabajo de los fundadores de la Capital y de los Bogotanos que desde su fundación han creado un espacio incluyente y productivo en el que todos nuestros connacionales han encontrado una tierra de oportunidades, la cual se ha consolidado como el principal polo de desarrollo de nuestra nación gracias al ímpetu y trabajo de millones de compatriotas a lo largo de la historia. Es momento de pensar de qué manera cada uno de nosotros va a tomar parte en la construcción de una mejor ciudad,  para que la Capital de los Colombianos sea líder a nivel latinoamericano en materia de Cultura ciudadana, Desarrollo, Seguridad Integral, Movilidad y Buen Gobierno.

Pensar que los logros y los fracasos individuales son importantes única y exclusivamente para cada individuo es un error en el que no podemos seguir cayendo. A manera de ejemplo podríamos decir que si un emprendedor tiene éxito, no solo él se verá beneficiado sino que beneficiara de manera directa e indirecta a sus conciudadanos al ofrecer un producto o servicio de calidad, es probable que dinamice la economía al tener que adquirir suministros y servicios por parte de otros empresarios y así crecerá la cadena de valor que hace crecer nuestra economía, además de dar empleo a una o varias personas que podrán entrar al círculo virtuoso que nace con un empleo digno. Si por el contrario fracasa, se pierde la oportunidad de mejorar no solo su calidad de vida, sino la de personas y empresas con las que hubiera podido interactuar, del éxito o del fracaso de cada empresa depende el bienestar de varias familias.

Palas Atenea - Diosa de la Sabiduría
Con cada estudiante que no asuma su proceso de formación con seriedad, honestidad y compromiso, se pierde la oportunidad de consolidar y fortalecer el más importante de todos los bienes de cualquier nación: El Capital Humano. Formalmente podemos aumentar el número de graduados de los centros de formación, pero lo realmente importante y lo que nos debemos preguntar es: ¿Mas que “profesionales, tecnólogos, magísteres, doctores” los centros de formación le están entregando soluciones a la sociedad? ¿Realmente estamos en condición y tenemos la voluntad de dar solución a los problemas individuales y colectivos? ¿Son nuestros profesionales soldados en defensa y protección de nuestra sociedad?

Un trabajador que haga las cosas con profesionalismo, eficiencia, puntualidad y compromiso es uno de los activos más valiosos para una empresa, es la clave del éxito porque solo una institucionalidad fuerte a todo nivel puede crecer y prosperar en el mercado competitivo de las sociedades modernas, pero si por el contrario actúa con desidia y poco o nada le importa cumplir con las tareas asignadas se convierte en un elemento destructivo, que seguramente después de hacer daño en un lugar se traslada a otro a hacer lo mismo.

Los empleadores deben entender que el trato respetuoso y digno para con sus colaboradores es imprescindible para ejercer liderazgo y fortalecer el sentido de pertenencia por la empresa y la tarea que se lleva a cabo. Las buenas maneras no socaban la autoridad de los responsables de las unidades económicas que constituyen la economía, es necesario dejar de ver el cumplimento del marco legal como un techo para nuestras actuaciones, este debe ser un piso, sobre el cual se puedan edificar mejores relaciones laborales en los que la Responsabilidad Social Empresarial este a la orden del día y deje de ser un saludo a la bandera.

Los funcionarios públicos deben ser ejemplo para sus conciudadanos en términos de eficiencia, honestidad, civismo, compromiso, sentido de pertenencia y vocación de servicio. La pérdida de credibilidad en las instituciones no surge por generación espontanea, es el resultado de la lectura que hace la ciudadanía en base a las actuaciones de sus representantes día a día, allí radica la importancia de la percepción de la ciudadanía sobre la institucionalidad y se define en gran medida el rol que el ciudadano quiere jugar en el engranaje social ¿Si todos no hablamos el mismo lenguaje qué sentido tiene desgastarse en lo público cuando ni siquiera sus portaestandartes dan ejemplo? La desidia, la mediocridad, la deshonestidad y la falta de compromiso de los funcionarios públicos erosionan el fortalecimiento y la construcción de ciudadanía.

Todos somos responsables de la movilidad, si hacemos uso del transporte público, seamos solidarios y respetuosos con los demás usuarios del servicio, y si usamos transporte privado, racionalicemos su uso siempre respetando las señales de tránsito, esto garantiza la eficiencia del sistema. Debemos entender que no todo el buen funcionamiento depende de obras y políticas estructurales, es necesario rescatar la importancia de las mal llamadas “normas mínimas”, pongamos en práctica la Cultura Ciudadana para mejorar nuestra conducta y tener una mejor convivencia.

Lo último que debemos hacer es sentarnos a esperar como le va a los mandatarios electos en sus respectivos cargos para ver si nuestras ciudades mejoran, lo que debemos hacer es asumir el progreso como una tarea colectiva en la que cada uno debe hacerse responsable de su ciudad. Solo con una ciudadanía resiliente se puede construir una mejor ciudad, es momento de que todos asumamos nuestro rol como ciudadanos activos, que no sufren por las condiciones y las situaciones coyunturales, sino que transforman la realidad para hacer frente a los desafíos y construir una mejor sociedad.  


[1] “Bogotá se quedó con el 79% de la inversión extranjera”, Enero 3 de 2012, En: Portafolio.com, Disponible en:  http://www.portafolio.co/economia/bogota-se-quedo-el-79-la-inversion-extranjera

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